lunes, 18 de mayo de 2015

LOS SIETE CABRITILLOS

Un día, en clase de Fundamentos de la Expresión Artística Plástica y Visual, las profesoras, Pilar y Marta, nos preguntaron por nuestro cuento infantil favorito o el que más nos impactó en la infancia. Inmediatamente me vino a la cabeza Los Siete Cabritillos y me vi tumbada en la cama mientras mi abuela sentada en el borde me contaba con gracia la historia a la espera de que me quedase dormida. ¡Pero cómo dormir después de escucharla! Me impactaba que el lobo quisiera hacer daño, me parecía horrible. ¿Se trataba del mismo lobo que quería hacerle daño a los tres cerditos y a Caperucita? ¿Por qué era tan malo ese lobo? ¿Todos los lobos serán malos? ¡Qué valiente la madre! ¡Pobres cabritillos!... Me invadían muchas preguntas y sentimientos después de escuchar la historia y le daba mil vueltas hasta que cansada me quedaba dormida.
Hoy en día me parece una tontería que el lobo, dormido, no se de cuenta de que mamá cabra le raja la tripa para sacar a sus hijos, ¿quién no se da cuenta de eso? Otra cosa que me viene a la cabeza es por qué siempre hay un lobo que es malo, ¿por qué no una loba o una hormiga?



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